domingo, 27 de abril de 2014

El hombre del piano





       Uno no solo comunica con palabras, pensaba el solitario pianista mientras acariciaba las teclas del piano para la mujer de la butaca tres. Ella estaba allí, como todas las noches pasadas, y él se fundió en el piano soñando su cuerpo. Al agradecer la ovación del público no se encontraban nunca sus ojos, ella le ignoraba.
Decidió abordarla tras el último concierto en la lluviosa ciudad, no soportaba encontrar en esa misma butaca cada noche una persona distinta.
       Acariciaba en el bolsillo las entradas para sus próximos conciertos, la butaca tres para todas las noches venideras, que había reservado para ella. Cuando desandaba sus pasos, abandonado el valor de abordarla, observó que ella desplegaba con destreza un bastón, tanteando su camino. Suspiró y se acercó deseando que su música se convirtiese en palabras.







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