domingo, 10 de agosto de 2014

Equipajes



En su viaje llevaba una maleta pequeña. Cuando comenzó a hacerla quería guardar el paseo de la playa de tantos días, la mesa del viejo café que había elegido todas las mañanas desde que vivía en la ciudad, el banco del parque a la sombra del sauce llorón, la tienda de barrio, oxígeno en las tardes de trabajo a veces tediosas, el olor de la hierba recién cortada y el jardín botánico, refugio de fines de semana...
Intentó plegar todos sus sueños en la maleta pequeña, con la ayuda de los pájaros que le acompañaban en su despertar, era imposible. Decidió entonces que la luna guardara sus enseres, para encontrarlos de nuevo en la luna siguiente.











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