Por la mañana cuando los dedillos buscan la alfombra con timidez encuentran a veces el frío suelo
burlón, se encogen al principio, pero como son valientes comienzan a danzar ligeros por el parqué.
Bailan, disfrutando de la libertad hasta que la voz a la vez dulce y enérgica de mamá recuerda a Paula que hay que poner las zapatillas.
Si pudieran llorarían o gritarían como si estuviesen loquillos pero se conforman con jugar a romper las zapatillas de casa para poder asomar libremente por la proa de su improvisado barco.
Juegan todo el día, saltan, corren, se mojan, se agitan, se emocionan...
los PIESECILLOS.
Gracias Ana. Precioso texto que encaja a la perfección con la foto. Por cierto, Paula también te da las gracias ;)
ResponderEliminarEsos dedillos preciosos...me alegro de que os guste. A mi cada vez que veo la imagen me enternece más...
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