Como niña sabia
conoces su presencia
frente a mares
que te son extraños,
que cambian de nombre,
viajeros.
Intuyes sus paseos
en otras orillas no tan rocosas
como las tuyas.
Y sueñas los sueños
que él va dejando
en horas que no duerme.
Construyes puentes
con débiles hilos,
de pocas hebras...
Y le sueñas,
soñando que él,
a su vez,
también te sueña.
Vuelve la niña al mar de sueños... a los recuerdos que penden de hilos, la meditante...
ResponderEliminarUn saludo Ana, ya sabes que te sigo..!!
Siempre el mar, recuerdos, tiempo...gracias, Xurde.
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