lunes, 3 de noviembre de 2014

LA CAJA DE MUSICA




        Siempre quiso bailar, admiraba la ligereza de sus pies, la delicadeza de sus manos, ese pintar un campo de flores solo con gestos...
        Intentó una y otra vez en su habitación imitar frente al espejo a sus heroínas, pero no estaba contenta con sus giros, básicos, cortando el viento, ruidosos. Recibía los días girando y tal vez en sueños perfeccionaba también su gesto, despertaba entre una maraña de sábanas y convencida de que lo había logrado. El espejo guardaba a su vez todos aquellos intentos y practicaba también por la noche acompañado del tocadiscos que acumulaba tantas horas de nostalgia. Ella soñaba que era mujer.
        Logró el giro perfecto cuando el niño la arrancó de su pedestal y la mezcló con todos aquellos muñecos. La música seguía acompañando al movimiento de la plataforma, sin su peso leve, mientras ella intentaba bailar en la alfombra.







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